Intentional Design: The Dark Side of Planned Obsolescence

En el mundo de los productos de consumo, no es raro que nuestras pertenencias se desgasten con el tiempo. Sin embargo, ¿qué pasaría si te dijera que algunas empresas diseñan intencionalmente sus artículos para que se rompan rápidamente con el fin de aumentar las ventas? Esta estrategia poco ética, conocida como «obsolescencia programada», ha sido revelada recientemente en el caso de un propietario de una bicicleta eléctrica sueca y sus problemas con la batería.

Según un usuario de Reddit, la batería de la bicicleta eléctrica tenía apenas un año cuando dejó de aceptar carga. Curioso por el repentino mal funcionamiento, el usuario de Reddit investigó y descubrió el concepto de obsolescencia programada. Descubrió que el procesador de la batería estaba programado para dejar de aceptar carga exactamente a los tres años de edad. Sin embargo, con la ayuda de una guía, logró reiniciar el procesador y revivir la batería.

Esta revelación llevó al usuario de Reddit a compartir un artículo de noticias sueco que arrojaba luz sobre el problema del procesador de la batería de Biltema. Una tienda de reparación local notó un aumento en casos similares cuando Biltema introdujo un nuevo modelo de batería, pero reiniciar el procesador resultó ser la solución en cada caso.

El impacto de la obsolescencia programada va más allá de la inconveniencia de una batería defectuosa. Los clientes son engañados y obligados a gastar dinero en reemplazos innecesarios. Además, las baterías están llenas de productos químicos que dañan el medio ambiente. Si bien las baterías siguen siendo una alternativa más ecológica que el gas y el carbón, su desechabilidad y frecuente reemplazo socavan su impacto ambiental positivo.

Para abordar el problema de las baterías desechadas, Biltema ofrece un programa de reciclaje para sus clientes. Sin embargo, una solución más efectiva sería que las empresas abandonen por completo la obsolescencia programada.

Como consumidores, podemos hacer nuestra parte en la lucha contra los desechos electrónicos optando por reparar nuestros dispositivos en lugar de desecharlos. Las tiendas de reparación profesional pueden prolongar la vida útil de nuestros dispositivos, y también podemos buscar tiendas o centros de reciclaje que acepten desechos electrónicos. Incluso algunos establecimientos ofrecen incentivos, como crédito en la tienda, por el reciclaje de productos electrónicos.

Al arrojar luz sobre la cara oculta de la obsolescencia programada y tomar medidas para minimizar los desechos electrónicos, podemos promover una cultura de consumo más sostenible y ética. Exijamos transparencia y longevidad en los productos que compramos, asegurándonos de que nuestras pertenencias nos sirvan realmente a su máximo potencial.

El problema de la obsolescencia programada no es único de la industria de las bicicletas eléctricas. De hecho, está presente en diversos sectores de productos de consumo. Una industria que ha sido fuertemente criticada por esta práctica es la industria de los teléfonos inteligentes.

Los teléfonos inteligentes se han convertido en una parte esencial de nuestras vidas, sin embargo, no es raro que los usuarios experimenten problemas con sus dispositivos después de solo un par de años. Muchos usuarios han informado que sus teléfonos inteligentes se vuelven más lentos o dejan de funcionar por completo, lo que los lleva a comprar un nuevo dispositivo.

Las previsiones del mercado indican que la industria de los teléfonos inteligentes continuará creciendo rápidamente en los próximos años. Sin embargo, las preocupaciones sobre la obsolescencia programada han llevado a una demanda de mayor transparencia y ciclos de vida más largos de los productos. Los consumidores cada vez exigen teléfonos inteligentes que estén diseñados para durar, con piezas fácilmente reemplazables y un soporte de software prolongado.

Empresas como Fairphone se han posicionado como pioneras en el mercado al ofrecer teléfonos inteligentes diseñados teniendo en cuenta la sostenibilidad. Sus dispositivos son modulares, lo que significa que los componentes se pueden reemplazar o actualizar fácilmente, reduciendo los desechos electrónicos.

Otro problema clave relacionado con la industria es el impacto ambiental de la producción y disposición de teléfonos inteligentes. La producción de teléfonos inteligentes requiere la extracción de minerales de tierras raras, que tienen consecuencias ambientales y sociales significativas. Además, la disposición de los teléfonos inteligentes contribuye a los desechos electrónicos, lo cual es una preocupación creciente a nivel mundial.

Para combatir estos problemas, algunas empresas han implementado programas de reciclaje de teléfonos inteligentes. Por ejemplo, Apple tiene un programa de intercambio que incentiva a los clientes a reciclar sus viejos iPhones a cambio de un descuento en un nuevo dispositivo. Esto ayuda a reducir los desechos electrónicos y fomenta una disposición responsable.

La conciencia social sobre el impacto de la obsolescencia programada y las preocupaciones ambientales ha llevado al surgimiento del movimiento «derecho a reparar». Este movimiento aboga por el derecho de los consumidores a reparar sus propios dispositivos o hacer que los reparen en tiendas de reparación de terceros. Busca desafiar las prácticas de las empresas que dificultan o encarecen la reparación de sus productos por parte de los consumidores.

Al apoyar el movimiento de derecho a reparar y elegir productos que estén diseñados para durar, los consumidores pueden contribuir a una cultura de consumo más sostenible y ética. Aboguemos por la transparencia en el diseño de productos y apoyemos a las empresas que prioricen la longevidad y la responsabilidad ambiental.

Para obtener más información sobre los problemas que rodean la obsolescencia programada y el movimiento de derecho a reparar, puedes visitar la página Right to Repair de iFixit.

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