Cambridge, una ciudad en pleno crecimiento, se encuentra actualmente debatiendo los desafíos de establecer reglas para la convivencia de los dispositivos de micromovilidad con los peatones y ciclistas en las calles. Durante una reciente reunión del comité del Concejo Municipal, se resaltó la necesidad de claridad y regulación en relación a los patinetes y bicicletas eléctricas. La discusión se centró en determinar dónde se les permitirá transitar y a qué velocidad.
A diferencia de otras ciudades que se han mostrado preocupadas por la velocidad de las bicicletas eléctricas, la comisionada de transporte de Cambridge, Brooke McKenna, destacó el desafío de encontrar el equilibrio adecuado entre la seguridad y la eficiencia del transporte. Restricciones de velocidad más estrictas podrían llevar a que más personas opten por circular en las aceras, lo cual también presenta problemas.
Otro desafío para Cambridge es definir las características de una bicicleta eléctrica. Desde 2022, el estado de Massachusetts diferencia entre «bicicletas eléctricas» y «bicicletas motorizadas». Las bicicletas motorizadas son clasificadas como vehículos motorizados y no se les permite circular por senderos ni aceras, mientras que las bicicletas eléctricas están exentas de estas restricciones. Sin embargo, existen ambigüedades en cuanto a si los patinetes eléctricos actuales entran en esta clasificación. El departamento legal de la ciudad ha encontrado dificultades para definir los límites de la regulación de los dispositivos de micromovilidad.
Las discrepancias en la propia presentación de la ciudad resaltan aún más la necesidad de claridad. La concejal Patty Nolan expresó su confusión, haciendo hincapié en cómo las leyes y definiciones desactualizadas no han logrado adaptarse al cambiante panorama del transporte.
A pesar de las complejidades, existe un fuerte apoyo por parte de los residentes hacia los dispositivos de micromovilidad. Los defensores argumentan que estos dispositivos ofrecen un medio de transporte equitativo, sostenible y accesible. También resaltan la importancia de contar con senderos separados de las calles para aquellos que prefieren una experiencia ciclista más segura.
Sin embargo, persisten las preocupaciones acerca de la seguridad, especialmente en senderos estrechos compartidos por peatones y bicicletas eléctricas que se desplazan a mayor velocidad. Se han hecho sugerencias para ampliar los carriles para bicicletas y facilitar adelantamientos seguros, lo que refleja el objetivo general de crear una ciudad menos dependiente de los automóviles.
En vista de los recientes accidentes mortales relacionados con bicicletas, la regulación de las bicicletas eléctricas y los patinetes adquiere mayor importancia. La atención principal debe centrarse en garantizar la seguridad de todos los usuarios de la vía. Algunos residentes sostienen que una aplicación más estricta de las normas de tránsito existentes, así como abordar las deficiencias de infraestructura, contribuirán significativamente a mejorar la seguridad vial en Cambridge.
A medida que la ciudad navega por estas complejidades, se hace evidente que encontrar el equilibrio adecuado entre eficiencia, accesibilidad y seguridad no es una tarea sencilla. Las discusiones en curso serán fundamentales para establecer regulaciones que aborden las demandas únicas de un panorama de transporte en constante cambio, al tiempo que garantizan el bienestar de todos los residentes.