Las bicicletas eléctricas han revolucionado la industria de bicicletas compartidas, generando un aumento en el número de clientes a pesar de los cierres de sistemas de bicicletas ancladas al comienzo de la pandemia de COVID-19. Con su creciente popularidad, las bicicletas tradicionales están siendo opacadas, y la brecha entre las ventas de bicicletas clásicas y las bicicletas eléctricas se está reduciendo.
El impacto de las bicicletas eléctricas es evidente en ciudades de Estados Unidos y Canadá. En Vancouver, la introducción de bicicletas eléctricas en el sistema de bicicletas compartidas no solo ayudó al programa a recuperarse por completo de la pandemia, sino que también resultó en más de un millón de viajes anuales de bicicleta compartida en 2023. En ciudades importantes como Nueva York y Washington, D.C., las bicicletas eléctricas han experimentado un aumento considerable en su uso, con los viajes en Citi Bike en Nueva York casi duplicándose en comparación con los niveles previos a la pandemia. Incluso en ciudades montañosas como Omaha, donde las bicicletas eléctricas son preferidas casi el 100% del tiempo, los ciclistas han visto un aumento significativo en los viajes desde su introducción en 2018.
La creciente preferencia por las bicicletas eléctricas se atribuye a su facilidad de uso y capacidad para realizar viajes más largos con menos esfuerzo. Los ciclistas pueden recorrer distancias mayores sin sudar, lo que convierte a las bicicletas eléctricas en una opción atractiva para personas mayores y aquellos que viven más lejos del centro de la ciudad. Aunque las bicicletas eléctricas son más costosas de mantener que las bicicletas clásicas, los programas de bicicletas compartidas las consideran una inversión que vale la pena debido a su capacidad para atraer a más usuarios.
Las ciudades están comenzando a reconocer el poder transformador de las bicicletas eléctricas, lo que está llevando a un cambio hacia un sistema exclusivamente de bicicletas eléctricas. Los expertos predicen que en el futuro, las bicicletas eléctricas dominarán los programas de bicicletas compartidas en general. Por ejemplo, el programa de bicicletas compartidas de Filadelfia ha visto un aumento marcado en la cantidad de usuarios desde la introducción de las bicicletas eléctricas, con más de la mitad de todos los viajes ahora realizados en bicicletas eléctricas.
Los programas exitosos de bicicletas compartidas requieren consideraciones cuidadosas, independientemente del tamaño de la ciudad. Entender las necesidades y preferencias de los clientes, garantizar la infraestructura y seguridad de las bicicletas, y superar las barreras económicas son elementos cruciales en el diseño del programa. Los carriles y caminos dedicados para bicicletas mejoran el éxito de los programas de bicicletas compartidas, pero incluso las ciudades que carecen de una extensa infraestructura de bicicletas pueden beneficiarse al implementar un sistema de bicicletas compartidas, ya que puede allanar el camino para una infraestructura mejorada en el futuro.
Si bien la implementación de programas de bicicletas compartidas puede ser compleja, los avances en la experiencia de la industria, la gestión y la tecnología han agilizado el proceso. Los modelos financieros para programas de bicicletas compartidas pueden ser diversos, desde la propiedad pública hasta la privada, y desde organizaciones sin fines de lucro hasta operaciones comerciales.
La proliferación de las bicicletas eléctricas ha transformado el panorama de las bicicletas compartidas, ofreciendo una perspectiva fresca y emocionante para los ciclistas. Con su creciente prominencia y el apoyo de la industria, las bicicletas eléctricas están en camino ascendente, transformando los programas de bicicletas compartidas en todo el mundo.
